Se abre el telón

En este blog vamos a tratar de dar sugerencias y consejos sobre las distintas actividades lúdicas y festivas de la vida cotidiana, que a todos nos viene bien, pues de las otras ya vienen solas, espero que os sirva de orientación y que todos aporteis el granito de arena.
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martes, 26 de junio de 2012

Genial, no me extraña que esté premiada

 EL HIJO PUTA (PREMIO NOVELA CORTA) 
 
 Estaba sentado el otro día delante de mi ordenador cuando me acordé que
 tenía que llamar por teléfono a un compañero.
 Descolgué el auricular y marqué el número de memoria.
 Me contestó un tipo con muy mal humor diciendo:
 '¿Qué quiere?'.
 'Soy Ignacio Martínez, ¿podría hablar con Roberto Espárrago?' dije
 amablemente.
 'Te has equivocado, gilipollas', me respondió y acto seguido colgó.
 
 No daba crédito a lo que me estaba ocurriendo. Cogí mi agenda para
 buscar el número de mi compañero y comprobé que, efectivamente, me
 había equivocado.
 Pero como aún recordaba el número 'erróneo' que había marcado
 anteriormente, decidí volver a llamar a aquel tipo y cuando me cogió
 el teléfono no esperé a que contestase y le dije: 'Eres un hijoputa',
 y colgué rápidamente.
 Inmediatamente apunte aquel número en mi agenda junto a la palabra
 'hijoputa'.
 
 Cada dos o tres semanas, cada vez que estaba cabreado porque me
 llegaba una letra inesperada, o un aviso de multa, o discutía con mi
 mujer, o alguna  situación por el estilo volvía a llamarlo y sin dejarle contestar le decía:
 'Eres un hijoputa'.
 Esto me servía de algún modo como terapia y me hacía sentirme mucho más
 relajado.
 
 Unos meses después, la maldita Telefónica introdujo el servicio de
 identificación de llamadas, lo cual me deprimió un poco porque tuve que
 dejar de llamar al 'hijoputa'.
 Pero de repente, un día se me ocurrió una idea: Marqué su número de
 teléfono y cuando escuché su voz le dije: 'Hola, le llamo del
 departamento de ventas de Telefónica para ver si conoce nuestro
 servicio de identificación de llamadas'.
 'No' me dijo el tío grosero, y me colgó el teléfono.
 Rápidamente lo volví a llamar y le dije: 'Eres un hijoputa'.
 
 Un mes después, estaba yo esperando con mi coche a que una anciana
 saliera de la plaza de aparcamiento del Hipercor. Esta lo hacía muy
 lentamente y cuando terminó la maniobra y me disponía yo a ocupar la
 plaza libre, apareció un Golf GTI negro a toda velocidad y se metió en
 el hueco que iba yo a ocupar. Comencé a tocar el claxon y a gritar:
 '¡Eh, oiga!, ¡que estaba yo esperando!, ¡no puede hacer eso!'.
 El tipo del Golf se bajo, cerró el coche y se fue hacia el centro comercial
 ignorándome como si no me hubiera oído. Yo me quedé completamente
 frustrado y pensé: 'Este tío es un hijoputa. El mundo está lleno de
 ellos'..
 Justo en ese momento vi un letrero de 'SE VENDE' en el cristal de atrás del
 Golf. Lógicamente anoté el número y me fui a buscar otra plaza de
 aparcamiento.
 
 A los dos o tres días, vi en mi agenda el número del 'hijoputa' y me acordé
 que había anotado el número del tipo del Golf. Inmediatamente le llamé
 y le dije:
 - 'Buenos días. ¿Es usted el dueño del Golf GTI negro que se vende?'
 - 'Sí, yo mismo'
 - '¿Podría decirme dónde puedo ver el coche?'
 - 'Sí, por supuesto. Yo vivo en la calle de Don Ramón de la Cruz esquina con
 Montesa, es un bloque amarillo y el coche está aparcado justo enfrente
 de la casa'
 - '¿Cómo se llama usted?'
 - 'Enrique Juárez'
 - '¿Qué hora sería la mejor para encontrarme con usted y discutir los
 detalles de la operación, Enrique?'.
 - 'Pues yo suelo estar en casa por las noches'.
 - '¿Puedo decirle algo, Enrique?'
 - 'Si, claro'
 - 'Enrique, eres un hijoputa de la hostia', y colgué el teléfono.
 
 Inmediatamente después de colgar anoté el número en mi agenda al lado
 del otro, pero en este puse el nombre de 'hijoputa II'.
 Ahora tenía dos 'hijoputas' para llamar y así estuve durante dos o tres
 meses, llamando ahora a uno, ahora a otro; hasta que comenzaba a aburrirme
 un poco.
 
 Me puse a pensar en serio sobre cómo resolver este problemilla y al cabo de
 un par de whiskys se me ocurrió algo. Primero llamé al 'hijoputa I':
 - 'Dígame'
 - 'Hola hijoputa' - pero esta vez no colgué.
 - '¿Estas ahí todavía, verdad, cabrón?'
 - 'Si, hijoputa'.
 - 'Deja ya de llamarme o....'
 - 'Noooooo'.
 - 'Si supiera quién eres te rompía la boca', me dijo.
 - 'Me llamo Enrique Juárez y si tienes cojones vienes a buscarme. Vivo en la
 calle Don Ramón de la Cruz esquina Montesa, en un bloque amarillo,
 justo en la puerta donde hay aparcado un Golf GTI negro, so hijoputa'
 - '¡¡¡Ahora mismo voy para allá!!! Tú sí que eres un hijoputa y ya puedes ir
 rezando todo lo que sepas. Te voy a matar a hostias'
 - '¿Sí?. ¡Qué miedo me das, hijoputa!' y colgué el teléfono..
 
 Inmediatamente llamé al hijoputa II:
 - 'Dígame'
 - 'Hola hijoputa' y no colgué.
 - 'Como te pille algún día...'
 - '¿Qué me vas a hacer, hijoputa?'
 - 'Te voy a patear las tripas, pedazo de cabrón'
 - '¿Sí?, pues a ver si es verdad, hijoputa. Ahora mismo voy hacia tu casa' y
 colgué.
 
 Por último, cogí el teléfono y llamé a la policía. Les dije que estaba en la
 calle Don Ramón de la Cruz esquina con Montesa y que iba a matar a mi
 novio homosexual en cuanto llegara a casa.
 Luego hice otra llamada rápida a 'Madrid directo' y les dije que iba a haber
 una pelea de pandillas en la calle Don Ramón de la Cruz esquina Montesa.
 Y entonces me monté en mi coche y me fui para allá a toda leche. Te
 juro que es una experiencia que nunca olvidaré. La mayor pelea que he
 visto en mi vida. Hasta los cámaras de Telemadrid se llevaron lo
 suyo..
 
 En fin, después de esto espero que cuando te llame por teléfono me
 contestes en tono amable.
 Ya sabes, no es bueno que yo me irrite..
 
 Francisco Rico
 Premio novela corta

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